COSILLAS
SUELTAS.
Me
estoy quedando con una buena ración de pasmo al comprobar por todas
partes hasta qué niveles está impreso el maniqueísmo en nuestra
cultura (católica-occidental) y por lo que me huele en otras es peor
aún.
Por
ejemplo, en la televisión solamente se organizan debates polémicos.
El tema, ya sabemos, es el político unido indisolublemente a la
crisis. Debates en los que no se propone ir descubriendo un poco más
la realidad, sino en el que cada uno trata de mostrar que su
ideología es la verdadera, o la buena y la otra falsa, o mala.
Se
me ha ocurrido hacerme socio de facebook con la intención de ver las
fotos que cuelgan mis familiares (sobre todo de los hijos-as de mis
sobrinos-as) a los que no veo físicamente en años. Y me encuentro
que facebook a parte de ser un patio de vecinos mal avenido, es un
foro de maniqueísmo impresionante. Muchos queriendo apoyar sus
ideologías con la mayor aportación posible de datos, eventos,
sucesos que muestren que su ideología es la correcta.
¿Para
cuándo un visión global de lo “que es”?¿Hasta cuándo
estaremos entretenidos sólo con nuestros egoísmos dialécticos?
No
quiero dar a entender que la verdad sea un cajón de sastre en la
que todo cabe, pero sí que la realidad es mucho más compleja, en la
que la postura maniquea está de sobras, y que a parte de no
solucionar nada lo empeora todo. En la realidad la postura maniquea
ha causado mucho mal en los siglos de historia.
No
aceptar que todos hemos hecho bien y mal a lo largo de los siglos y
que somos ambas cosas (bueno-malo) a la vez, es, cuando menos, ser
imbécil. No aceptar que no hay ninguna ideología que no tenga algo
de verdad y algo de falsedad o error es de estúpido e ignorante
craso. Y estamos queriendo pintar como poseedores de la sabiduría a
quienes nos caen bien, y cargados de maldad a quienes no nos caen mal. Aunque en parte, solo en parte, tengamos algo de razón,
estaremos creando un monstruo, al que le faltan muchos aspectos.
Entiendo
que es totalmente cierto que no todas las posturas (ni la ideologías,
doctrinas, pensamientos...) poseen la misma cantidad de verdad
(aproximación a la realidad), por decirlo de alguna manera. O dicho
de otra, son igualmente válidas para ir arreglando la realidad que
tenemos, la historia. Hay posturas más cercanas al amor, otras menos
(por decirlo suavemente). Pero ¡ojo! con las posturas solapadas,
subliminales, con las que se proclaman (más o menos) mesiánicas,
salvadoras como único camino, con las que no se proclaman así, pero
se lo creen y lo callan, con los fanatismos, con los mitos... El mal
lo tenemos dentro. Todos.
Entiendo
que lo que hemos de hacer no es enfrentarnos entre nosotros para
hacer una revolución social, sino convertirnos de corazón al otro y
así la revolución se hará ella sola.
Lo
que decía Jesús de Nazaret, en un mundo estructuralmente
injustísimo (muchísimo más que occidente hoy), era: arrepentíos y
convertíos, predicó y vivió en propia carne la metanoia (de
metagignoscô: cambiar de opinión y postura -en un solo acto-). Y
esto (la conversión) es lo más difícil, aunque, y eso es lo duro,
sea el único camino.
Sin
una previa revolución interior en la aceptación de lo que somos,
todas las revoluciones sociales serán un fracaso, aunque puedan ir
acompañados de muchos fuegos artificiales . Miremos la historia.
No
nos paremos, trabajemos en la revolución personal, interior. Y todo
lo demás se nos dará por añadidura. Irá brotando. Creo que si no
hacemos esto seguiremos dando palos de ciego (que para algo sirven,
pero no para cambiar el mundo).
¿Era
Jesús un buenista bobo?
José
A. Carmona Brea
carmonabrea@yahoo.es
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