jueves, 15 de noviembre de 2012

SUTRA 3º SOBRE "EL PENSAR Y EL RAZONAR"



            LA VISÓN LÓGICA O INTEGRAL APERSPECTIVAL

En el sutra anterior nos quedamos a las puertas de la visión lógica, a la que Hegel llama “Razón”. La cuestión del nombre es muy relativa, la misma palabra “racionalidad” puede ser interpretada, ya lo sabemos y lo he dicho, de múltiples formas y maneras y con multitud se significados. En el sutra anterior me estuve refiriendo a la emergencia o surgir de la noosfera (hay quien me ha aconsejado no utilizar la palabra “emergencia” porque en nuestras mentes está muy relacionada con las urgencias médicas. Creo que se podría sustituir por “surgir” –sustantivando el infinitivo, pues “surgimiento” no está reconocida por le diccionario de la RAE-, y aunque la palabra “emergencia” conlleve un cierto significado de imprevisión, lo cual no obsta a la evolución, más acusado que la de “surgir”, las veo intercambiables), del pensamiento operacional concreto y del operacional formal –en terminología de los cognitivos-, en ésta me voy a referir a la visión lógica –en palabras de Wilber-, en la que la racionalidad se transciende a sí misma, la consciencia lo percibe todo en un “solo golpe de vista”. Aurobindo da una descripción, casi clásica ya, de la misma:… Su movimiento más característico se puede expresar en una ideación en masa, un sistema de totalidad que ve la verdad de una vez; las relaciones de una idea con otra, autovistas en el todo integrado…”.

       La visión lógica, que es global, puede operar, y de hecho lo hace, sobre la racionalidad operacional –tanto concreta como formal-, que es lineal, y encajar todas las piezas individuales en un todo. Así actuamos si al leer un libro buscamos su comprensión total, intentamos poner en nuestra mente todas las aportaciones del mismo, y ver cómo encajan todas juntas en una visión global. (Yo soy una persona muy normalita y corriente, y lo hago con todos los libros (no las novelas, aunque las hay que merecen la pena, recuerdo haberlo hecho solo con El Quijote) que leo, de ahí que todo libro de “pensamiento” que cae en mis manos me lo “trago” al menos cuatro veces). Por eso, la visión lógica mantiene contradicciones (que lo son en la mente operacional), unifica opuestos… en un holón superior, negándolos en sus parcialidades y conectándolos en sus aspectos positivos. Es dialéctica, no lineal – tesis, antítesis, síntesis-. No estamos en la línea de la lógica aristotélica, sino que ésta es transcendida. Lo que hace la visión-lógica es apre(he)nder –abarcar abrazando- la identidad bajo las diferencias, integrándolo todo en un nivel superior de pensamiento.

       Estamos acostumbrados en nuestro ambiente a llegar como mucho al nivel de pensamiento operacional formal, y, aun así, los que llegan son los menos. En nuestros días los que vivimos en Cataluña, y en España de forma más laxa quizás, estamos palpando lo que es el pensamiento operacional concreto, hay una masa de algunos, o muchos, cientos de miles pidiendo la autodeterminación e independencia de Cataluña con respecto al Estado español, repitiendo simplemente los motivos (aparentes) y los ideales (ilusorios) que plantea el grupo del núcleo separatista que ha encontrado una especie de Mesías (o mártir). Los cientos de miles son incapaces de pensar por sí mismos, el núcleo separatista piensa a partir de sus sentimientos de odio o aversión, el resto “repite totalmente convencido” lo que dice el grupo. Ya he hablado de este tema político-social en otro artículo. El cristianismo oficial que hemos vivido –y se sigue viviendo- en España en las décadas posteriores a la guerra civil es un claro ejemplo del seguimiento del rebaño: ¡La fe-creencia! (no la Fe-experiencia). En ninguno de los miembros florece, a mi juicio, ni siquiera un pensamiento operacional formal, no digamos ya una visión lógica.

               Y viene esto como introducción a lo que sigue. Se dijo en el sutra anterior, siguiendo el pensamiento de Habermas, que la racionalidad operacional formal ha hecho del ser humano un ciudadano, sujeto de derechos, y libre moral y políticamente. Mas estas características tienen en sí misma una necesidad de apertura hacia algo más allá de lo que llamamos Estado o Nación (particular). El ciudadano, sujeto de derechos, y moral y políticamente libre es “ciudadano del mundo” no simplemente de un país. Dice Habermas en el libro citado en el sutra anterior: “Estas determinaciones abstractas encajan mejor con la identidad de ciudadanos del mundo, no con la identidad de un estado particular que tiene que mantenerse y defenderse contra otros estados.

               Por descontado, el pensamiento sobre el que se ha de sustentar dicha superación de los estados particulares ha de ser un pensamiento planetario: La llamada visión lógica. Jean Gebser, el creador de los estudios sobre la evolución de la consciencia (el estar presente) y pensador básico sobre el que Wilber recrea toda su visión de la misma evolución (Up from Eden), llama a esta visión emergente la “mente integral-aperspectival” en su libro “Ursprung und Gegenwart” más conocido por su título en inglés: “The ever-present origin”, acabado en 1953 después de más de 30 años de estudios e investigaciones.
            Integral porque la evolución de la consciencia no es, como la biológica, expandida en el tiempo y por lo mismo algo cerrado sobre sí que llegará a su fin, sino que existe sin tiempo, allende el mismo, es un sistema abierto, sin pasado ni futuro, es pura emergencia, pura mutación de consciencia -como él la llama-, no tiene un progreso pues esto supondría un desarrollo temporal, de ahí que evite llamarla evolución. Simplemente no sabemos que vaya hacia ninguna dirección… aunque pudiera ser así. Sólo sabemos que va, que se transciende. Esto lo quiere significar con el término integral. Él sabe que la consciencia humana, no la individual, no está encadenada a los hechos temporales, no se ha de desarrollar, sólo hay que dejar que brote, que emerja en el tiempo. Encuentra pruebas para defender sus teorías, sobre todo en la relación de la conciencia con el espacio-tiempo a lo largo de la historia (cíclico, lineal, contemplativo…), los instrumentos utilizados desde la lanza de piedra hasta la informática que conoció, los cambios en la lengua, en las artes, en las ciencias... Nada fácil. Sus análisis sobre la temporalidad, conozco algunos, me resultan muy interesantes. Pienso que fue un gran místico –no mítico- teutón, que por cierto trabajó en España para el Ministerio de Educación de la República. (No conozco ninguna traducción al castellano de su obra. Sus escritos se publican en la universidad de Oklahoma. Yo los he conocido a través de la obra de K. Wilber).

               Y “aperspectival” –su influencia en el postmodernismo es palpable- porque la estructura egoico-racional que hemos visto en los sutras anteriores puede tomar varias perspectivas, pero “la mente integral” las engloba a todas y en este sentido no prefiere a ninguna, no toma una perspectiva, es aperspectival. Es también una mente totalmente holónica: totalidades –perspectivas- dentro de totalidades siempre. Hay que tener en cuenta que el hecho de que todos los contextos y perspectivas se interrelacionen, y que todas hayan de ser tenidas en cuenta, no es una afirmación de que todas tengan el mismo valor, de que todas tengan la misma aproximación a la Verdad. Es más, pensar que todas las perspectivas son iguales, que todas son igualmente válidas es primar ya una perspectiva: la que afirma que “todas las perspectivas son iguales”, con lo que se cae en una contradicción palpable y se abre una senda hacia un nihilismo absurdo. Si una persona piensa que El Quijote es un libro de física cuántica, tiene su perspectiva, pero no será igualmente válida que la del que piense que es un “alegato muy inteligente e indirecto” contra los libros de caballería…

               Una de las grandes conquistas de la modernidad fue la de diferenciar (distinguir) entre noosfera y biosfera, algo no conseguido en el mundo escolástico (medieval y del renacimiento), cuya filosofía-teología ha imperado hasta casi nuestros días entre nosotros, pese a la separación defendida de cuerpo y alma (que es un mero dualismo y nada tiene que ver). Lo tenemos bien claro en las persecuciones de hombres como Galileo, Giordano Bruno, Miquel Servet… que lucharon por una clara autonomía de la razón frente a la creencia impuesta. Lo malo ha sido que esta diferenciación o distinción (entre razón y creencia y sus dominios respectivos) se ha convertido en separación (la negación del mundo religioso). La visión lógica es precisamente la integración de ambas en una dimensión u holón nuevo que los abarca a ambos. La Realidad es tanto fisiosfera-biosfera como noosfera, y no formando precisamente un sistema dual, sino que es un no-dos (para lo no dualistas, ni monistas). ¿Conseguirá la humanidad este logro? Sólo apunto, siguiendo a muchos pensadores, empezando por Gebser, que ésta es la dirección de la evolución de la consciencia: el Ser que es y el Ser que sabe que es.

               Esta visión lógica integral-aperspectival, también llamada por algunos consciencia centáurica –por la integración bios.noos, o psicosomática-, origina una transparencia, una luz, en el hombre que le hace tener una nueva –más exacta- visión de “lo que es” (Krishnamurti), en la que el cuerpo –lo exterior- adquiere toda su dimensión junto con la interioridad. Visión que es una aceptación inquebrantable de la corporeidad del hombre (Homo corpus spiritale). El yo verbal-mental egoico (operacional concreto o formal) utilizaba y utiliza su cuerpo como instrumento para ver el mundo, el yo visión lógica es en sí mismo el objeto de conciencia, es la mente que mira a la mente de forma intersubjetiva, no como objeto. El ejemplo más claro que tenemos de ello, me parece, es el estudio del lenguaje con el giro dado desde Saussure en la gramática y en la sintaxis (la gramática sincrónica frente a la diacrónica). Y no digamos los estudios postestructuralistas de Derrida y Foucault.

               Pero, es en todos los campos de la actividad humana en donde aparece esta emergencia de esa línea postracional, o sea, los campos en los que se está buscando la integración de los diferentes –no lo separado- (lo interior individual, lo exterior individual y colectivo, y lo cultural: los cuatros aspectos del ser que hemos convertido en antagónicos, aquello de “¿ciencias o letras?” lo muestra coloquialmente), por nombrar algunos: biología, matemáticas, filosofía (todas las formas de fenomenología, el postestructuralismo, la filosofía del lenguaje…), economía (una economía abierta a la colaboración, no a la competitividad, no cerrada al enriquecimiento de unos sino abierta al de todos, y más que posible causa de la crisis, pero la gran y terrible crisis es que nos preocupen exclusivamente los problemas económicos y no tengamos ni una pizca de atención a la mediocridad, por no decir, vulgaridad dominante en la sociedad), pintura (que claramente va más allá de los límites de lo racional en muchos autores: Kandinsky, Munch, Miró…), física (la superación de la física mecánica, Einstein, Planck, Schrödinger…), Psicología (Freud, Jung, transpersonal, humanista, integral…).

Y advierten los pensadores: la “integración” es algo que se está buscando simplemente, lo cual no es garantía de que llegue a ser así, de que se encuentre. Tenemos un mundo abierto (no creado -en siete días-, cerrado, acabado, sino in fieri, en transformación) y una mente aperspectival, abierta, no mítica, ni racional simplemente. Nos queda elaborar ese futuro que se nos da.

               Esta visión es pensar, es unir, es abarcar en una identidad sujeto-objeto lo que en el simple razonar se entiende como una dualidad, como dos realidades distintas y enfrentadas. La visión lógica es identificación, no simple adecuación. Es el pensamiento por identificación, no “mera adequatio intellectus et rei”. De modo que sujeto y objeto no son dos, sino simplemente no-dos.

         Nada en la evolución de la consciencia es despreciable, nada es pasado y olvidado. Simplemente todo es asumido y transcendido, como una molécula es asumida y transcendida en la célula. El razonar y el cálculo siguen siendo útiles y necesarios, indispensables (aunque ya calculan muchas máquinas a las que tenemos la osadía de llamar ¡inteligentes!), pero el pensamiento que los abraza es mucho más que el cálculo. Pensar no sólo es razonar.

     Y esto, quedándonos en los albores de la visión contemplativa, de la que muchos humanos han gozado de forma permanente. Los místicos, que no quiere decir los canonizados por cualquier institución humana sea o no religiosa.      

José A. Carmona
carmonabrea@yahoo.es             




              
  


viernes, 2 de noviembre de 2012

Sutra 2º sobre "el pensar y el razonar"



A toda meditación correcta precede el pensamiento correcto
(Principio místico)

La razón o el pensamiento operacional formal. El estadio mental-racional

Terminamos el sutra anterior con una exposición del pensamiento operacional concreto que apuntaba al operacional formal, o sea, a la capacidad que tiene el pensamiento de actuar sobre sí mismo, poniéndose en multitud de puntos de vista distintos, en perspectivas muy diversas, totalmente ajenas a la propia. Algo que resulta imposible conseguir para mucha gente, recordemos el dicho tan difundido entre la masa humana de occidente: “Verdad nada más hay una”, y radicalmente distinto a lo que a nivel coloquial entendemos por dogma de fe que no admite más que una perspectiva, se resiste a las distintas explicaciones que vayan surgiendo en la historia de esa única perspectiva y consigue tener las mentes en un nivel de infantilismo que no tiene nada que ver con la sencillez. Quien ha llegado al pensamiento operacional formal sabe que la Fe no es dogma (fijación), sino experiencia del Misterio y experiencia permanente del Espíritu que inunda lo concreto.

Al finalizar el escrito del sutra anterior hablábamos del inicio de la difusión del pensamiento formal entre un buen número de personas e instituciones, cosa que aconteció a partir del Renacimiento y se desarrolló plenamente en el Modernismo. Comenzaba la consciencia humana a transcender el pensamiento concreto del grupo o etnia (la institución católica temblaba, se rompía su gueto (ghetto), al que creía obra de su dios) y se abría a una visión universal más allá de los imperios, de los reinos y de las mitologías excluyentes y divisivas.

Dice a este respecto Habermas, el gran pensador del siglo XX, autor de Communication and the evolution of society y premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales en 2003:

“Los principios más altos perdieron su carácter de incuestionabilidad; la fe religiosa y la actitud teoréticas se hicieron reflexivas. El avance de las ciencias modernas y el desarrollo de la formación de la voluntad moral y práctica no estaban sometidos a los prejuicios de un orden que, aunque enraizado, era postulado de forma absoluta (mitología). Por primera vez se pudo  liberar el potencial universalista (global) contenido en las visiones racionalizadas del mundo. La unidad del mundo ya no podía ser asegurada objetivamente, a través de principios unificadores hipostáticos (Dios, el Ser, la Naturaleza); a partir de entonces sólo pudo ser afirmada reflexivamente, a través de la unidad de la razón…”

A partir de esos momentos de la racionalidad o razonabilidad como dije anteriormente, que comenzó en muy pocos en la época axial (Buda, Lao-Tse, Pitágoras…), pasando por Jesús de Nazaret, Plotino,  Séneca… y posiblemente llega a su madurez en la Europa del siglo XVI, como se ha apuntado, el hombre no piensa sobre objetos simplemente, no se trata solamente de un hombre que mira al mundo, sino de “un sujeto que intenta operar y pensar sobre sí mismo”. El ser humano de forma más masiva comienza a tener una mirada nueva hacia el interior, no se pregunta simplemente: ¿qué hay ahí fuera que pueda ser conocido? Sino también, y sobre todo en filosofía (Kant, Hegel, Fichte...): ¿Cómo es el sujeto que quiere conocer? Algo que empezó ya en pequeño ámbitos en Delfos: Gnose seautón, gnose teipsum y en la primera filosofía griega, así como en los místicos axiales. Jesús de Nazaret afirmando: “el Reino de Dios está dentro de vosotros”, o Buda diciendo: “No os preocupéis de los dioses…de lo que hay después de la muerte…más bien examinar vuestra propia naturaleza, e intentad penetrar allá en el fondo porque la iluminación existe, y es una comprensión del sujeto mismo…” Luego los hombres convertirían “el dentro de vosotros” de Jesús en un “entre vosotros” con lo que se perdió el sentido del sujeto que se diluyó en un rol, como había venido siendo en el nivel del pensamiento operacional concreto (cuius regio eius religio, los límites etnocéntricos como todos los “ismos”…). Y mucho más en el nivel mítico de pertenencia (al grupo). No estoy postulando un liberalismo arbitrario, sino una transcendencia del grupo-comunidad y del ego, pero es claro que la época de la racionalidad formal hizo y hace florecer con fuerza inusitada una identidad egoica (que ha de ser integrada en una organización de principios universales: los derechos humanos). 

El surgir de esta identidad egoica en la sociedad exige la separación de la iglesia-estado (imperio religioso-estado civil), la superación de las leyes mítico-religiosas y la organización social por medio de leyes civiles. Los hombres (varón y mujer), liberados de un lugar en la comunidad impuesto por la fuerza, sea del mito prerracional, sea del imperialismo, convergen por medio de la visión de la razonabilidad en un nivel de igualdad (aún deseable y no realizado en gran medida) como: iguales ante la ley, y moral y políticamente libres. Esta es la percepción del pensamiento formal que muy posiblemente se aleje de la visión mítica medieval de la “resurrección” y se aproxime a la intuición de una “emergencia evolutiva” de la consciencia. No olvidemos que Cristo habla a Nicodemo de la necesidad de un nacer de nuevo, de un hombre nuevo, de una vida Vida, no de resucitar partiendo del pasado. Posiblemente la igualdad de los humanos no haya que buscarla tanto en un pasado sino en una emergencia, en un brotar de una conciencia dirigida por un pensamiento operacional formal que a su vez ha de ser transcendido.

Hablando como lo que soy: cristiano, ya  dije en este blog que la resurrección lo que nos dice es que Cristo vive en el Kosmos y vive en nosotros como lo que es “intimior intimo meo”. Jesús murió en la cruz, la idea de la resurrección surge a partir de una serie de eventos, sobre todo el del sepulcro vacío, y la expresión "al tercer día resucitaré" es puramente simbólica, no quiere decir que Jesús hubiera de resucitar, amén de otras muchas cuestiones que no pertenece tratarlas en este sutra. La continuidad entre el Jesús histórico y el Cristo de la fe cristiana es propugnada por la teología católica, (¿por toda?), ciertamente en los escritos neotestamentarios así aparece, así lo entendieron los primeros cristianos y entre ellos los autores de los escritos evangélicos, pero esa continuidad  no merma el hecho de que Jesús sea un personaje histórico e individual, en cambio Cristo sea un Misterio universal y eterno, fuera de la historia, sin duración, sin antes ni después. El Jesús histórico ya no es, simplemente murió hace dos mil años. Quizás sea más adecuado hoy hablar de emergencia en  muchas conciencias del Misterio-Cristo después de la muerte de Jesús que hablar de resurrección (la visión adecuada a la mentalidad judía de aquella época), por muy escandalosa que pueda parecer la terminología  a muchísimos. El Cristo no es José Antonio, sí se manifiesta en él, como en todo el Kosmos: pero José Antonio y el Kosmos y los que atraviesan el estrecho en busca de El Dorado de España y Europa (los de los “papeles mojaos” y el alma rota)… son Cristo, no Jesús.

Este nivel del pensamiento operacional formal va preparando la emergencia del siguiente: el estadio de la visión lógica.

Todo esto no es un mero razonar, no un mero discurso deductivo. Es pensar, es entender (intus-legere).

José Antonio Carmona
carmonabrea@yahoo.es