miércoles, 17 de diciembre de 2014

EL MISTERIO DE LA NAVIDAD


Navidad 2014



ET SPIRITUS DEI FEREBATUR SUPER AQUAS (Gen 1,2)

(Un brote en mi experiencia)


Imprecisas, a veces,

permanecen en temblores,

sumergidas entre dudas, mis carnes ignoradas.

Entre aguas, tinieblas y un origen presentido

van nadando en los tiempos

sin futuro aventurado.


Humedades tenebrosas,

licuadas en mis llantos

transmutan en vida unos brotes de esperanza.


Y allá...

en el horizonte oteado

el Espíritu aletea

inundando de sabia esa vida que ya apunta.


Así...

hace presente el Misterio al desgranarlo

en mis manos.


Paz con, entre y dentro de vosotros

Un abrazo...



José A. Carmona

martes, 16 de diciembre de 2014

EL HOMBRE SER ESPIRITUAL




En noviembre de 2011 publicaba yo en este blog un brevísimo escrito titulado Capax Dei. Es ésta una frase (y su contenido) que aprendí de mi maestro y amigo Raimon Panikkar.

La famosísima definición del hombre que dio Aristóteles y que se ha extendido por toda la cultura científica y no científica de occidente: El hombre es un animal racional (zoon logon exon), ha sido muy castradora. Al contrario que la que propone Theilard: Un ser espiritual con experiencia humana. La definición de Aristóteles tan fielmente seguida por la mayoría de los científicos impide que el hombre pueda subir ni un peldaño sobre la capacidad racional, cuando aún le queda por cubrir las etapas más importantes de la evolución.

¿Pensamos, acaso, que un proceso de desarrollo que empezó por la aparición de la materia, al cabo de miles de millones de año llegó a la vida en las amebas, y tras otros miles de millones de años ha llegado al hombre (racional) ha acabado ya? ¿Tan estúpidos somos que pensamos que la evolución termina en nuestra racionalidad? ¿No somos capaces de pensar que los caminos transitados por chamanes, sabios y místicos no han de ser igualmente transitado por la humanidad a lo largo de millones de años? ¿Nos quedamos en el ser racional? ¿Y qué decir del hombre integrado, de la conciencia psíquica, de la sutil o causal...? las borramos de un plumazo, como hace la ciencia, porque van más allá de la racionalidad y por lo tanto no se pueden ver con esta luz (ni los ojos, ni el microscopio no nos sirven para ver el amor). Pero, el que esos pasos sean pasos transracionales (que transciendan la razón) no quiere decir que sean irracionales, que se opongan a ella.

Todo el proceso de desarrollo que va desde el pleroma del feto confundido con el mundo material en que vive, pasando por el uroboros de los primeros meses tras el nacimiento, hasta llegar al hombre racional integrado (Arieti) es el tema que tratan las psicologías evolutivas ortodoxas. Es el llamado “reino ordinario” por los estudiosos transpersonales. A este reino contraponen los “reinos sutiles” que son los que van más allá de la mera racionalidad.

Existe en el hombre algo más profundo que el reino ordinario, algo (mucho) más allá del cuerpo-mente ordinario. Dice Sri Aurobindo, un místico de enorme grandeza,: “El hombre común vive, circunscrito dentro la mente -corporal ordinaria- y de los sentidos, en un mundo que es ajeno a él y a su conciencia. En la medida que la conciencia va sutilizándose, empieza a establecer contacto con las cosas, no solo con su forma o con el impacto que le producen, sino con su esencia, de un modo mucho más directo. Y aunque este contacto comience siendo inicialmente limitado, su conciencia puede ir expandiéndose y entrar primero en contacto con un abanico de cosas y pasar luego a integrarlas y a identificarse con ellas. Ver todas las cosas en sí mismo y el sí mismo en todas las cosas eso es universalización”.

La luz oscura de la FE es luz luminosa para ver la Realidad, pero oscura para la razón que sólo ve lo que se apoya en lo corporal y en los sentidos. ¿O preferimos decir que los místicos que vieron tan luminosa la FE y vivieron en esa luz eran unos simples esquizofrénicos?... ¿Hemos visto esquizofrénicos sensatos que sabían vivir en este mundo de las formas y del tiempo?... Por supuesto que si aceptamos como dogma infalible que más allá de la racionalidad no hay evolución posible, la conclusión es patente: no puede haber ningún tipo de conciencia transracional. Por lo que confundiremos siempre a los místicos con esquizofrénicos y a la inversa. Hemos tirado al niño, que hemos lavado, junto con el agua sucia de la bañera.

Hay en el hombre un ser interior que no se ve directamente, pero sí a través de la imagen del cuerpo, que va evolucionando hacia niveles de realidad cada vez más ricos y fecundos. El hombre es un ser espiritual con una experiencia humana. Conforme asciende en esos niveles de interioridad, de conciencia, de espiritualidad, va dejando muchos de los aspectos en los que la filosofía tradicional y la ciencia se han fijado para llamarlo animal racional, y va manifestando los aspectos del Ser divino que es. Existen órdenes o niveles de unidad, identidad e integración cada vez mayores que terminan conduciendo a la Identidad Suprema Universal. Dios.

La mente, la vida y el cuerpo ordinario son la expresión parcial y limitada de una conciencia que se esfuerza en evolucionar y alcanzar esa expresión superior de sí misma que ya existe más allá de la mera racionalidad.

Qué hermosamente barrunta y expresa S. Juan de la Cruz esta realidad, por no mencionar a Eckhart, sta. Teresa, Aurobindo, Mahahrsi...

“Entrado se ha la esposa
en el ameno huerto deseado,
y a su sabor reposa,
el cuello reclinado
sobre los dulces brazos del Amado...”

Todas las canciones entre el alma y el Esposo describen de forma maravillosa esta experiencia de niveles superiores (sutiles) de conciencia. Eckhart y Maharsi son mucho más tajantes hablando de la realidad espiritual-divina que es el hombre, no hablan de dos: esposa y Esposo, sino que hablan de que “nosotros y Dios somos una misma realidad”, como el agua de la ola del mar es la misma agua del océano.

La evolución ha avanzado mucho desde las amebas al hombre integrado, pero no estamos más que a mitad de camino, a la humanidad le queda otro tanto, al menos, por recorrer para desarrollar todo lo que es en sí misma, todo lo que cada persona humana es.




José A. Carmona