martes, 18 de febrero de 2014

DEFENSORES DE LA VIDA



El asunto del aborto vuelve a estar en plena vigencia.

Dice un gran jurista español que una sociedad que está abriendo y cerrando constantemente el tema del aborto en función del gobierno de turno, es una sociedad anclada en el pasado (Martín Pallín). Que España está anclada en el pasado es algo tremendamente obvio, somos del sí o del no, del dogma o de la negación, del blanco o del negro. O sea, que estamos en unos niveles de conciencia míticos aún, muy parecidos a los medievales de las Cruzadas. Y lo que pasa con la evolución de las conciencias es similar a lo que sucede con las plantas, para que crezcan y se desarrollen el hortelano ha de ponerles abonos, cavar la tierra, regarlas... y esperar a ver si eso da resultado, lo que nunca puede hacer es tirar de ellas para que crezcan más aprisa. Las mataría. Con el “sí” y con el “no” en el fondo queremos destruir al contrario, no ayudarle a evolucionar.

Los antiabortistas se autoproclaman defensores de la vida (los pro vida), es que ¿acaso los abortistas no lo son también? Todos estamos a favor de la vida, sólo cambia lo que se asume como vida. Los abortistas defienden que el aborto es un derecho de la mujer, que es la dueña de su cuerpo. Con estas actitudes radicales entramos en una vorágine de violencia que en modo alguno puede facilitar que la conciencia humana (no ya la moral meramente, sino toda, y más la absoluta) avance y la humanidad suba de nivel. En ambas corrientes lo que abunda es ideología llámese o no dogmatismo.

Entiendo que hay que plantearse las cosas en profundidad y sin dogmatismos, que no suelen ser más que prejuicios creados por nosostros mismos para defendernos de nuestros propios miedos. Los dogmatismos pertenecen a una etapa de conciencia propia de la época mítica (muchos permanecen en ella) que en la modernidad empezó a ser superada (La crítica de la razón pura) y que ha sido sustituida en buena parte de la humanidad por la conciencia de la razón, que a su vez empieza a tener síntomas de superación hacia la de nivel de visión lógica...

Para los paladines de la vida, que reclaman el monopolio de la moralidad y de la ética, desde el momento en que se produce la fecundación la mujer debe poner su útero al servicio de la gestación.
Mas solo la ignorancia, la incongruencia, la prepotencia, el dogmatismo, la soberbia o la provocación pueden explicar esta postura.

Puede que no lo queramos admitir pero una bellota no es un roble, como decía un buen compañero cuando se debatía (otra vez) la vigente ley del aborto. Quien se come un piñón no se come un pino. El feto que en los primeros días no es más que un cigoto o unos miles o millones de células que se multiplican no es un ser humano, sí está destinado a serlo si la naturaleza sigue su curso. La equiparación del embrión y del feto a una persona viva demuestra que sus patrocinadores están alejados de la ciencia y de la racionalidad. El embrión tiene potencialidad para ser persona si llega a término su gestación, se desprende del claustro materno, y lleva una vida independiente, entretanto está sometido incluso a los hábitos de comportamiento y el estado de salud de la mujer que lo lleva en su vientre. ¿Lo que hay en el feto es vida? Sí (también lo que hay en el corazón) pero no vida humana, solo destinada a serlo. En términos escolásticos diría: vida humana en potencia, no en acto. La del nacido es en acto. Por descontado que la ciencia tendrá que ir desgranando la progresiva actualización de la humanidad de la vida del feto. ¿Estamos aún pensando con el Obispo de Hipona los llamados católicos que para cada niño Dios crea un alma? ¿Y cuándo la inserta? ¿En el momento de la concepción? (no es de recibo) ¿en el momento del parto?...¿Aún estamos en el s. IV?

Por otra parte ignorar que esa vida que se está gestando difiere de la vida del propio corazón, o ignorar que es vida humana en potencia tampoco responde a un conocimiento de lo que es, sino a una ideología determinada tan violenta y absurda como la dogmática. Por ello entiendo que ni el útero está meramente al servicio de la gestación, ni la vida del gestante puede estar pendiente de una mera veleidad de quien lo concibió y lo está gestando. No entiendo que el aborto pueda ser sagrado, pero sí que la gestante ha de tener una responsabilidad superior a todos los demás en el caso de su gestación, salvo imposibilidad del tipo que sea.

La incongruencia de la Conferencia Episcopal, que quiere mantener las riendas de una institución dogmática (quizás estén convencidos de que eso lo quiere Dios -¿qué Dios?-), hace a veces comparaciones totalmente insultantes, predicando desde la distancia (hay pocos menos comprometidos en el quehacer diario que los obispos): Un aborto es un asesinato, es matar a una persona inocente. Y eso sin distinguir casos, ni circunstancias. (Suelen hacerlo en muchos temas -en materia de sexo no hay parvedad de materia...-) Tenemos testimonios desgarradores de madres que se han visto obligadas a abortar por deformaciones tremendas de sus fetos, y ¿estas son equiparables a un asesino? ¿Cuando no a un terrorista como se llega a afirmar? ¿Son unas nazis, comparables a los que organizaban los hornos crematorios o la selección biológica? ¿Dónde queda la comprensión y la misericordia en los obispos y en los católicos?

Por descontado que el nasciturus tiene derechos y también los tiene la madre, mas sólo la mujer es persona, el feto es un proyecto de vida dependiente de la mujer y nunca podrá superponerse o gozar de la plenitud de derechos de esta. Y en las trágicas circunstancias de que entren en conflicto esos derechos ¿qué hacer? ¿se ha de condenar a la madre que aborte? O ¿se la ha de obligar a tener un hijo con una malformación grave y a cargar con ello toda la vida porque lo quiere Dios? ¿Qué es lo que quiere Dios -y qué Dios-? Sin duda ha de prevalecer el derecho de la persona. En el Congreso los parlamentarios podrán sacar la ley que les dicte sus prejuicios, dogmatismos, o consignas, pero...

¿Por qué los dogmáticos se respaldan en Dios para imponer sus propios juicios y prejuicios? ¿Y sobre todo su consciencia atrasada que ignora por sistema todo avance de la humanidad? ¡El fundamentalismo católico!

¡Pobre Dios! ¡Responsable de los disparates de los hombres ignorantes!


José A. Carmona

No hay comentarios: