Un apunte para meditar a mis
72 años.
La Vida,
cuando la reduzco a la que se manifiesta
a través de mi pequeño yo (José Antonio), es vida que mora en el tiempo y
discurre en él desde el nacimiento hasta la muerte.
Mas la Vida,
aquella que se manifiesta en mí como en todo el Kosmos, no es mi vida, la que
yo poseo, sino la Vida que me posee. Yo, como José Antonio, sucedo en ella como
una nube que cruza el cielo, pero, de igual modo que la nube pasa y el cielo
permanece, así la vida que yo (José Antonio) poseo pasa, y la Vida, que me
posee, permanece. El tiempo no es la Vida -sino la vida-, el tiempo acaba, la
Vida permanece, o mejor dicho, es. Las
palabras son incapaces de expresar lo que la mente no ve, y la mente sólo ve el
tiempo.
Yo estoy
identificado con José Antonio, con este cuerpo, con esta pequeña historia, con
este pasado y este presente, con estos
sentimientos y estas ideas... pero, Yo (Lo Profundo) soy más que todo eso, mejor dicho, mi
verdadera identidad es otra. Antes que ola soy agua del océano. Y el Agua, la
Vida, la Conciencia no son el tiempo, ni están sometidas al mismo, sólo se
manifiestan en él.
José A.
Carmona
carmonabrea@yahoo.es
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