sábado, 6 de agosto de 2011

A PROPÓSITO DEL PENSAR

Pensar es evolucionar, avanzar en la comunión con Todo, es crear visión (auto)transformadora con el Misterio como norte

Walt Whitman, el ingente poeta y místico de EEUU, escribe en su Song of Myself -libro que me enamora- el siguiente párrafo: (lo escribo en la lengua original porque pienso que esta ha de ser respetada siempre que sea factible, sobre todo en el caso de la poesía)

Urge and urge and urge/ Always the procreand urge of the vorld/ Out of the dimness opposite equals avance... Always substance and increase, / Always a knif of identity... always distinction... always a breed of life/ To elaborate is no avail... Learned and unlearned feel that it is so.
(Impulso, impulso, impulso, / siempre el impulso procreador del mundo. / De la penumbra avanzan opuestos iguales... Siempre la substancia y el crecer / siempre la síntesis de una identidad... siempre la diferencia... siempre el engendrar la vida./ De nada sirve elaborar... los sabios y los ignorantes lo saben)
Es una bella forma de afirmar que es el impulso entre los opuestos lo que genera el mundo: Siempre la diferencia, siempre la síntesis. Siempre el desarrollo. Siempre el cambio para que todo continúe, tanto para el pensar como para todo ser. La vida brota del cambio. Cambio ordenado, no caótico. Se desarrolla un cuerpo humano, no un cáncer.

Recuerdo, cuento batallitas de mi pasado, que en año 1967 enseñé (o lo intenté ¿quién me enseñaba a mí?) Historia de la Filosofía en el Seminario de Cádiz. Una de las preguntas del examen final, que fue escrito, pedía un paralelismo entre el cristianismo y Nietzsche. Creo que no la respondió nadie. Yo tampoco era un experto en ello, algo sabía, sin embargo. Hoy, salvando diferencias enormes, me parecen Jesús y Nietzsche dos pilares fundamentales de la evolución humana, en concreto del Amor. Por cierto, todo lo que se ha afirmado del “superhombre” de Nietzsche que suplanta a Dios, es el producto de una mente aún infantil que crea fantasmas con los muebles de una habitación. El “superhombre” del que habla el filósofo del siglo diecinueve no es más que la transpersonalidad, que con sus defectos y maravillosos logros ha ayudado a los hombres en el desarrollo de la conciencia. Y Nietszche es el primero en plantear que la filosofía se ha de plantear el propio pensar, dice que la más porfiada enemiga del pensamiento es la razón. Y en este pensar el pensar están comprometidos los postmetafísicos. Una de las cosas conseguidas en este esfuerzo pensante ha sido la distinción entre permanencia estática y permanencia dinámica.

La historia de la filosofía que “nos enseñaron” en el seminario nos habló muy de pasada de un tal Heráclito, del que se nos decía: su filosofía consiste en "panta rei", todo cambia, y nada más. En cambio de Aristóteles nos hartaron de datos y conceptos que luego se aumentaron al llegar a estudiar la escolástica. Aristóteles al introducir el principio de no-contradicción como principio fundamental de la realidad destrozó la permanencia dinámica, la tensión entre los polos. La filosofía posterior, bajo su influencia, nos dirá que sólo puede permanecer lo estático, que lo dinámico no puede permanecer, simplemente pasar, pues toda, sobre todo a partir de la escolástica, está fundamentada en Aristóteles. Con lo cual se identifica permanencia y fijeza,como dice Mónica Cavallé (filósofa a la que me remito con frecuencia) y se rechaza totalmente que haya una permanencia gracias al cambio. Sin embargo, los cristianos tendríamos que tener presente que esta identificación entre permanencia y fijeza no casa bien con el cuarto evangelio, ni con el Misterio (todos los símbolos del cuarto evangelio son dinámicos: agua, luz, vida, resurrección, amor...). Nietzsche rompe esta dinámica aristotélica, lo mismo que hace Heidegger y los dos nos ponen en la línea de los presocráticos. Todo permanece porque todo cambia, se trata de la permanencia dinámica o invisible.

Y todo esto lo hemos de aplicar a la hora de pensar. Podemos optar por pensar lo mismo hoy que ayer y que el año pasado y en un futuro cualquiera que éste sea. Por descontado. Esta actitud da la impresión de seguridad, estoy asido a algo que no cambia (y si además la institución religiosa “oficial y verdadera”, que España es la institución católica, me dice que eso es así: “que Jesús nació de una virgen”, miel sobre hojuelas) pero esto no es pensar, es sencillamente repetir como lo hace un equipo de grabación, como lo hace este ordenador que no piensa solamente es hábil ¿Inteligencia artificial? ¡El colmo de la ignorancia del pensar!. El pensamiento no es repetición, es creación. Tampoco es arbitrariedad, capricho, en estos casos no es algo creativo. En este punto es curioso observar que a la idea la llamamos concepto y lo que se concibe biológicamente es algo nuevo, en la misma línea que los creadores -seres humanos, no monstruos-, pero siempre nuevo y siempre humano. No se repite el Ser (clonación), los opuestos masculino-femenino generan un tertium quid también humano, pero siempre otro, el hijo/a.

El pensar conlleva el riesgo del salto hacia adelante, no repite lo pasado, sería simple memoria -los ordenadores tienen muchísima-, sino que engendra una luz nueva que descubre en el Ser, engendra una transformación, si es verdadero pensar y no almacenar datos. Pero este pensar es igualmente permanencia, el bebé también es humano y es la misma persona que será de adulto, aunque modificada, pero permanencia que se hace a base de desarrollo, de dinamismo, de evolución. Es la permanencia dinámica o invisible, que experimentamos a cada paso, en nuestro cuerpo, en nuestro espíritu, en el mundo que nos rodea, en el paso de los años...

La permanencia estática o visible es la de los muertos, la dinámica o invisible es la de los vivos, la estática es la de una escayola, la dinámica la de las piernas que caminan. Sencillamente el mundo es polar y no se le puede aplicar el principio de no-contradicción, porque los dos polos de cada ser son la misma esencia. Lo contrario del amor no es el odio, sino el no-amor. Amor y odio son dos caras de una misma moneda, por eso es tan fácil pegar el salto de uno a otro sobre todo en la vida de pareja.

La permanencia invisible es la que hace posible la vida y el pensar. Afirmar que el pensamiento es permanencia estática, que pensaré siempre lo mismo es no saber qué es el pensamiento: Generar lo nuevo. "Ecce nova facio omnia" bíblico frente al "nihil innovetur nisi quod traditum est" de la jerarquía.


José Antonio Carmona

1 comentario:

JOSE dijo...

Creo que las grandes religiones basan su estrategia en el hecho de que el creyente no llegue a discurrir,con un pensamiento crítico y aséptico, de tal forma que pueda poner en tela de juicio aquello que le proponen. Con los dogmas pretenden poner una barrera al pensamiento que pueda nacer de un análisis racional, metódico e independiente de algo que le ponen ya precocinado y a punto de deglutir.
Si piensas es, porque existiendo, el hombre ha llegado a evolucionar, no necesitando actos repetitivos para alcanzar metas, cada vez màs avanzadas, en su proceso evolutivo.
Corolario: es bueno pensar y debemos utilizar esa herramienta.