jueves, 25 de junio de 2009

Unos poemas

Para descansar un poco de tanta reflexión como estoy colgando en este blog, coloco hoy estos poemas, que junto con otros muchos parió mi corazón, hecho fuente a la que las palabras le eran insuficientes para comunicar lo que sentía, lo que vivía.
Poesía, dice el enorme poeta José Hierro, no es lo que se dice, sino cómo se dice. Yo así lo vivo, aunque mi manejo de la lengua sea pobre para poder volcar las palabras y hacerlas no decir conceptos, sino comunicar experiencias, sentimientos, emociones, vivencias inefables...
El poeta y el místico son hermanos, y yo estoy lejos de ser ni uno, ni otro, mas no por ello dejo de intentar ser poeta, no por ello no me dejo arrastrar por la experiencia de lo Divino.




Poesía Zen

Medito. En silencio mi alma.
Contemplo. Mi ser en sosiego.
Mi corazón madura.

Beso tu rostro en el tiempo.
Oigo tus palabras sinceras.
Voy abriéndome en mi yo.

El descanso: Flor en la noche.
El sueño: Conciencia hecha luz.
Abro los ojos internos.


Esta mi historia es un cactus,
Llueven espinas por fuera,
Reboza savia en lo hondo.
José Antonio

Poemas “zen” a Paqui

Una sonrisa en tus ojos,
Una caricia de tu alma.
Tú me das el Espíritu

Tus manos pintan colores,
Tu interior vive la Vida.
Yo la encuentro en ti.

Duras palabras pronuncias,
Tu alma oculta ternura.
Buscas mi bien.

Tu cuerpo habla en silencio,
Tus sueños son como el mar.
El Infinito te habita.

El sol penetra en tu cuerpo,
Las olas duermen tu alma.
Eres descanso.

Largos años a tu lado:
Un simple soplo de viento.
Nos queda la eternidad.

Sobran palabras y gestos,
Tu mirada es mi Yo.
Es tu amigo el Silencio.

¿Tú, Conciencia, dónde habitas?
¿Y tú quieres saberlo?
Mírame, mírate.
José Antonio

Memento de una experiencia en comunión

En la luces apagadas
De unos días en la sacralidad creados
Y bajo las aguas sumisos,
Mi espíritu vivió
Una experiencia de luz que, viniendo de mí mismo,
Transcendía todo el universo.

Mi yo se deshizo a borbotones
Engarzado a un Tú
Que se multiplicaba siendo Uno,
Y mostraba muchos rostros, muchos cuerpos,
En un solo Interior, una sola Alma,
Un solo Amor.
Deshecho, como estaba,
Me descubrí siendo un YO
Que, oculto tras José Antonio,
Anidaba en la Vida
Que no conoce finitud.
Anidaba en el Amor
Que no tiene enemigos
Anidaba en la Paz que es fuente
De todo gozo.

Y en el silencio,
Me descubrí en cada corazón
De los reunidos por la llamada del Padre.

Y mi YO fue,
Y dio un nuevo rostro al corazón de José Antonio.
José Antonio

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